Cautiva. Un pequeño relato de terror
Cautiva Un pequeño relato de terror (...) Hace un tiempo me regalaba pulseras y pendientes preciosos, todos con un perfume diferente. Nunca se me olvidaría esas mañanas plácidas de fines de semana, él estando enfrente mío, erguido sobre el umbral y mirándome, para darme los buenos días. Era encantador. «Sabías que algo andaba mal con él desde el principio». (...) Mark tomó mi mano en una caricia y desplegó mis dedos sobre su palma para observar mi nuevo esmalte. —Muy lindas, cariño. —Gracias. —Mi voz se había apagado esta última semana pero nunca me olvidaba de agradecer sus elogios. Siempre trataba de mostrar un poco interés y cuidado hacia mí misma y más porque a Mark le encantaba. Incluso el sugirió el color que terminé eligiendo: rojo. Tan tradicional como vívido. —Ujum, este color me fascina —reiteró. Yo trataba de complacerlo cuando sus ojos clamaban mi atención. Ya la sed pasional se había apagado entre nosotros, pero seguíamos siendo pare...